¿PORQUÉ CORRES?

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Todos los días, suena el despertador y me levanto, tomo mis short y me pongo los tenis para hacer mi entrenamiento, el cual disfruto antes de que el día laboral comience. De regreso a casa, me baño, desayuno y me voy al trabajo, pero tanto en la casa, como en el trabajo, mis amigos siempre me miran con esa incógnita en la mirada: ¿por qué lo hace? ¿por qué se levanta temprano cuando bien pudiera seguir durmiendo?

Sí, la gente cuando ve a un corredor, siempre se hace la misma pregunta: ¿Por qué corres?

Aun más si lo llega a ver con la cara de esfuerzo y como desfalleciendo con cada paso que da, ¿cómo aguanta este sufrimiento? Seguro les pasa por la cabeza… Hay tantas respuestas, algunas complejas y otras sencillas para esta simple pregunta… Tan sólo de pensar en hacerlo me aburre la idea, correr me resulta aburrido, dirían algunos.

Pero ten por seguro que hasta el día en que no estés corriendo, no conocerás esa inmensa sensación que correr te da. Es un momento de instrospección, donde te encuentras contigo mismo un momento o un paréntesis entre el mundo y tú, el exterior y tú, donde tu propio yo se convierte en tu mejor compañía, donde te vuelves tu propio consultor para pensar en todas las posibles opciones que tienes para solucionar un problema, por el cual estás pasando en tu vida cotidiana. Cuando corres encuentras un descanso, una forma de desahogar el estrés, y también una reflexión.

Por si esto fuera poco, cada paso te va acercando a una meta propuesta y entiendes que todo requiere de un proceso, pero que todo avance se logra tan sólo con un paso corto. Y poco poco se va dando una complicidad contigo mismo que va incrementando tu confianza, tenacidad y constancia, para saber que lo que te propongas lo puedes lograr. No es posible aburrirte cuando tu mente viaja mientras tu cuerpo corre.

Para qué vas a las carreras si nunca ganas, comentan…

No es el hecho de ganar como la gente lo ve, la idea de cruzar la meta en primer lugar, primero porque siempre habrá alguien mejor que tú, personas con mayores habilidades físicas que tú, pero te diría que la competencia no es con los demás, sino con uno mismo; poder hacerte cada día, con cada paso que das, mejor que ayer, ganar tus propias metas propuestas, ésa es la forma como ganas en cada carrera. Una medalla podrá ser un reconocimiento metálico, pero el logro interior es intangible e invaluable. Saber que eres capaz de lograr lo que un día deseaste hacer y simplemente no lo podías hacer o mucho menos te considerabas fueras capaz. ¿Otro motivo de por qué ir a una carrera si no se gana? El ambiente que se vive es indescriptible, la gente te contagia de su energía, te diviertes y aunque sabes que hay una meta por llegar, lo más importante es la vivencia que el trayecto te ofrece.

Ser corredor no es algo que se pueda explicar, encontrarás la palabra en el diccionario, podrán surgirte miles de conceptos en la cabeza, pero no se comprende y no lo sientes hasta que no se corre. Hasta que corras, conocerás las verdaderas razones de por qué lo haces y quizá cada uno encontrará su propia respuesta, hasta que decida ponerse los tenis y recorrer su camino; así, seguro aclararán sus dudas y les sería difícil dejarlo…