Casi ningún ciclista pone en duda la importancia de la mente cuando pedalea, pero muy pocos saben que puede entrenarse como cualquier otro aspecto relacionado con el rendimiento.
La psicología deportiva es la encargada del entrenamiento mental de los deportistas. A grandes rasgos podemos definirla como:
«el estudio científico de los factores psicológicos asociados a la práctica deportiva. Su ámbito de aplicación más conocido es en el deporte de competición, aunque también resulta útil en el deporte de base y de salud/ocio. En cualquier deporte, el entrenamiento se basa en cuatro aspectos, el físico, el técnico, el táctico y el mental».
Un ciclista sabe que la preparación física es fundamental, sin ella no se va a ningún lado. Del mismo modo trata de mejorar su técnica de pedaleo o de bajada e incluso planificar la táctica a seguir en marcha, pero ¿cuantos de nosotros entrenamos nuestra mente? Actualmente siguen perdurando muchas creencias erróneas sobre la psicología general, entre ellas la habitual “eso es para los locos”. Por desgracia, la psicología deportiva no se libra de ellos, y lo que es peor aún, muchos deportistas asocian recurrir a ella con una muestra de debilidad, algo que ocurre no solo a nivel aficionado, sino también profesional.
Cuestión de pensamientos
Cuando montamos la bicicleta es inevitable «pensar» y sentir emociones. A veces podemos controlar ambas cosas y en otras, un pensamiento negativo nos lleva a una emoción negativa. Incluso a veces, pensamientos aparentemente inofensivos, acaban teniendo unas malas consecuencias para nosotros. ¿Se pueden controlar esos pensamientos y emociones? La respuesta es sí, siempre y cuando tengamos las herramientas y estrategias adecuadas para hacerlo. En algunas ocasiones sabremos cómo hacerlo por experiencia o por personalidad, otras sin embargo no sabremos cómo actuar. Con un entrenamiento psicológico adecuado, podremos aprender esas estrategias que nos permitan controlar pensamientos y emociones.
Un ciclista sabe por experiencia que el que la cabeza funcione adecuadamente es fundamental en muchas ocasiones. Todos conocemos a quien a pesar de no entrenar mucho, siempre está delante en las marchas, no se rinde ante las adversidades, nunca echa pie a tierra o abandona. Todo en muchos casos debido a su fortaleza mental. Por el contrario, a otros que entrenan bastante, con la planificación de un entrenador, que cuidan todos los detalles, van muy deprisa en los entrenamientos, resulta que cuando llega el día de la marcha o carrera, no rinden como se espera y se hunden o se retiran en cuanto aparecen las primeras dificultades. Habitualmente se cree que esta fortaleza mental, se tiene o no se tiene, y en realidad no es así. Aquel que posee esa habilidad de forma natural, siempre va a contar con esa ventaja, pero no significa que no se pueda entrenar y mejorar, siempre que se trabaje del modo adecuado con la ayuda de un psicólogo deportivo.
Controla las variables
Seguro que en muchas ocasiones has escuchado frases parecidas a estas: “No podía más, pero confiaba en mí y pude acabar”, “Iba con mucho miedo y me caí”, “La cabeza me decía una cosa y las piernas otra”, “No encuentro ningún objetivo que me motive para salir con la bici”, etc. Si te das cuenta, de un modo u otro, todas están relacionadas con la mente. De cada una de ellas subyacen las denominadas variables psicológicas, que podemos definir como un proceso o característica, cuya presencia o ausencia va a tener un efecto en nosotros, a nivel conductual, cognitivo y fisiológico. Las variables que tienen una relación directa con el rendimiento deportivo son la autoconfianza, la atención, el nivel de activación, la motivación y el estrés. Términos que son muy utilizados y que a menudo no sabemos en realidad qué son, qué suponen y lo más importante, cómo se pueden trabajar. Estas variables, son algunos de los aspectos que se desarrollan en la psicología del deporte. Es también importante tener en cuenta que la psicología deportiva no es solo para los deportistas de élite y profesionales, como se piensa a menudo. Tanto si somos cicloturistas que acuden a marchas o ciclistas que montan por ocio o salud, puede aportarnos muchas cosas positivas y ayudarnos a disfrutar más de la bici, la mayoría de las veces con estrategias muy sencillas.
Papel del psicólogo
La función del psicólogo es la de ayudar a todos aquellos que realizan conductas relacionadas con el deporte y la actividad física. Los objetivos van a ser muy diferentes dependiendo del tipo de persona con la que se trabaja. No es igual el trabajo que se hace con un ciclista profesional que con un niño que está empezando en una escuela de ciclismo. Centrándonos en aspectos concretos que puede trabajar el psicólogo en el entrenamiento mental, algunos ejemplos serían:
- Planificar los objetivos del año.
- Planificar los aspectos psicológicos en la participación en una prueba.
- Plantear estrategias para el control de los pensamientos negativos y positivos, proporcionar herramientas para mejorar la autoconfianza, aprender a manejar el nivel de activación y saber buscar el adecuado para cada ciclista y contexto.
También se aplican técnicas para controlar el estrés y la ansiedad pre-competitiva, aprender a buscar la motivación necesaria así como la práctica de la imaginación y visualización para trabajar diferentes aspectos cómo superar el miedo a bajar, etc. Explicar cómo se trabaja cada uno de ellos, excede el objetivo de este artículo, pero sí sirve para apreciar la gran cantidad de aspectos en los que se pueden intervenir. Es importante saber que todas las estrategias que queramos usar, previamente hay que practicarlas durante los entrenamientos, siempre de un modo natural, para que poco a poco se vayan dominando, se puedan usar sin ninguna dificultad convirtiéndose en un recurso más para el ciclista.
Stop a la negatividad
Para que tengas una idea de la aplicación de la psicología al deporte te vamos a enseñar cómo se utiliza una de las técnicas más poderosas y habituales para el control de los pensamientos negativos, interferentes o positivos que pueden ser perjudiciales: la parada de pensamiento y auto-instrucciones.
1- Aparecen pensamientos negativos cuando estamos en una competencia “No voy a poder subir”, “Voy a tener que salirme”, “Soy incapaz de seguir el ritmo de los demás”, “No vale la pena”. O positivos que podrían ser perjudiciales, dejándonos llevar por la euforia “Voy volando, a tope aunque quede mucho”, “Subo este cima a toda prisa como pueda”.
2- Una vez somos conscientes de que se apoderan de nuestro pensamiento, buscamos pararlos (La parada de pensamiento). Lo podemos hacer usando para ello una frase o palabra como “Stop”, “Para”, “Fuera” o que sea significativa para nosotros como “Lagos”, “México” o “fuerza”, que nos recuerde a una situación en la que superamos una situación análoga. Si podemos, hacerlo en voz alta o acompañándolo de un movimiento enérgico de manos, brazo o cabeza.
3- Una vez hemos parado los pensamientos. Pasamos a reconducir la situación e intentar controlarla, con las auto-instrucciones. En ellas nos “decimos” lo que tenemos que hacer a partir de ese momento, a ser posible, algo que podamos controlar nosotros como por ejemplo “Seguimos como antes, a nuestro ritmo, no importa lo que venga”, “A mantener las pulsaciones por debajo de 180 ppm para recuperar e ir cómodo”, “Ya estamos cerca de la meta, a no dejarse llevar por lo negativo”.
4- Y para acabar, una vez hemos realizado la secuencia completa, nos auto-reforzamos por haber sido capaces de superar ese momento difícil, con frases del tipo “Lo estoy haciendo muy bien, sigue, sigue”, “He podido superar el reto, con todo”, “Esooo” o recompensas materiales como premiarnos con una hidratación el próximo abastecimiento o meta, una golosina, un descanso mas largo de lo habitual, etc.
Fuente: Ciclismo a Fondo.