Esta es una de las preguntas más difíciles a las que nos enfrentamos los psicólogos del deporte, desde que conceptos fundamentales como motivación, estrés, concentración, etc., han quedado definidos dentro del marco deportivo.
Un corredor desarrolla el total dominio de la técnica, y tiene la capacidad de poner adecuadamente en juego ésta bajo la presión de la competición. A través de investigaciones con deportistas de éxito, se han identificado características claves, formas de pensar y estrategias, que se han mostrado repetidamente esenciales, para alcanzar rendimientos excepcionales.
El máximo rendimiento debe de tener un significado, no debe ser un fin en si mismo, sino que debería de servir para adquirir cualidades, tanto deportivas como personales. Debería de servir, por tanto, como un medio para un fin.
El deporte es, efectivamente, un medio, un microcosmos de vida, En el ámbito de cada deporte, se experimenta el desafío y los elementos de la vida misma. En este contexto, el uso y aplicación de las claves de ejecución, no servirá solo para mejorar la constancia y la realidad de las prestaciones deportivas, sino, algo que es más importante, se aplicará a todas las esferas de la vida.
La primera característica a la que nos vamos a referir, consiste en recurrir a un modelo. Todos los llamados Grandes del Deporte, que son modelos a emular, disponían a su vez de modelos, que sirven de “copias vivientes”, es decir, de planos de acción que se refieren a la capacidad de éxito, a los comportamientos y a las estrategias, las cuales han podido ser observadas, copiadas e incorporadas. Si el modelo es altamente cualificado y ejecuta estas habilidades de forma automática y ritmo correcto, y si el corredor no ha tenido la posibilidad de desarrollar hábitos inadecuados, el modelo servirá de plano de acción a imitar, según el cual, el corredor desarrolla sus primera habilidades.
La segunda forma en la que el modelo ha contribuido al éxito de los deportistas, es como fuente de inspiración, ayudando al deportista a darse cuenta, de que en él existe la misma materia prima que existía en el modelo, éste da al corredor el valor y la confianza en sí mismo mediante la coparticipación de experiencias comunes. “Hace tiempo yo era igual a nosotros, tenía las mismas dificultades, fatigas y sensaciones como las nuestras. Si lo he conseguido yo lo conseguiré también ustedes”. Se puede obtener esta coparticipación con el modelo mediante libros, revistas, televisión o películas. La asociación y el conocimiento del modelo, acrecienta el nivel de las expectativas personales. El corredor se identifica con éste, suscitando posibles ejecuciones de alto nivel semejantes, sino superiores al propio modelo.
Fuente: Manuela Rodríguez Marote, Psicóloga del Deporte.