La obesidad en México ha rebasado límites, y hoy en día la obesidad se ha convertido en un problema de agenda pública, es importante atacarlo. La forma más fácil de práctica de erradicarla es haciendo ejercicio, pero cuando existe obesidad en una persona no es sencillo comenzar.
El correr de inicio no debe ser opción, ya que el peso excedente que tiene una persona al quererse volver activo para perder peso, puede causarle mayores problemas.
Un exceso de peso es sinónimo de sedentarismo, es decir que los huesos, músculos y articulaciones se han acostumbrado a no hacer absolutamente nada. El correr se vuelve una actividad traumática por el simple hecho de que cada paso que se de generará la posibilidad de una lesión: periostitis o tendinitis, por mencionar ejemplos.
Las personas obesas acumulan grasa en zonas donde se les dificulta la correcta realización de la técnica de carrera, por lo que sus movimientos naturales se cargarán y contracturarán en los músculos, aumentando la carga en los ligamentos de las articulaciones, es decir, mayor número de lesiones. El peso corporal genera impacto en todo momento desde la cadera, rodillas tobillos y pies.
Para las personas obesas lo recomendable es realizar un trabajo físico que vaya adaptando la carga del entrenamiento. Los deportes más recomendados antes de empezar a correr, para que las zonas de impacto del cuerpo no generan mayor problema y con alto componente aeróbico son: la natación y la bicicleta.
El acostumbrar al cuerpo a que sistemáticamente vaya entiendo cada uno de los movimientos lleva su proceso. No quiere decir con ello que las personas obesas no puedan correr, lo más recomendable es que inicien un entrenamiento en otra actividad para que en un par de meses cuando su condición física lo estime prudente pueda empezar a trotar y luego correr con todas las ganas, nada te detiene.